lunes, 18 de octubre de 2010

¿Qué quieres ser?

¿Te lo has preguntado? ¿Ingeniero? ¿Médico, tal vez? ¿Millonario? Sí, todos hemos pensado en respuestas de ese tipo, pero... ¿Sabemos realmente qué queremos ser?
La gran mayoría dirá que quiere ser exitoso. Pero más preguntas... ¿Qué es el éxito? No sé, hoy en día se cree que el éxito es ganar mucho dinero, escalar muchas posiciones en el trabajo escogido, y por qué no, también se asocia directamente a escoger una carrera de prestigio, como las mencionadas al inicio de esta entrada.

El éxito no se ciñe completamente a un negocio (a pesar de que si lo buscamos en el diccionario lo nombra explícitamente). Si hablamos de la vida, podríamos decir que tener éxito en la vida, es tener un resultado feliz en ésta. ¿Has pensado qué cosas te harían realmente feliz? Pero de verdad... Dejando de lado las metas estándar como tener una carrera, tener dinero, o tener una casa grande. Piensa en para qué quieres esa carrera, en qué gastarás el dinero, con quién quieres vivir en la casa grande... Hay metas, éxitos mucho más allá de los que nos han impuesto! Lo inmediato lo debemos tomar como eso, como algo inmediato, como un medio para alcanzar la verdadera felicidad, la cual difícilmente se alcanzará con una abultada cuenta en el banco si es que no sabemos para qué la queremos. Y más importante aún, si las cosas que debemos hacer para alcanzar estos éxitos impuestos nos quitan la felicidad... ¿De qué estamos hablando? Por favor, abramos los ojos, intentemos ser felices, y que nuestras preocupaciones solo existan como medio para lograr esto, no como objetivo en sí! Invito a todo aquel que lea este blog que se pregunte... ¿Qué quiero ser?

Mi sello en este blog será adjuntar una canción que pueda ayudar a la reflexión asociada a la entrada ;)
Acá adjunto "Podría Ser", del cantautor español Ismael Serrano.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Espejos

Como humanos que somos, funcionamos comunicándonos, existimos porque otro nos escucha y pensamos, a veces, según lo que piensan los demás. No podríamos estar solos en el mundo, nos volveríamos locos, dudaríamos de nosotros mismos. Pero también es en la comunicación donde está la trampa, comunicamos más de lo que creemos y hacemos que los demás reflejen cómo nos sentimos, sin que nos demos cuenta.

Cuando andamos depresivos en general vemos todo gris, malvado e hiriente. La gente que nos rodea parece no atenderte, tratarte mal o herirte más. A veces incluso vemos que muchas personas con las que conversamos están tristes también. Cuando andamos felices es todo lo contrario y el mundo vibra con nosotros y todo reboza de energía.

Es que estamos transmitiendo nuestro sentir a los demás a través de pequeños detalles de nuestro cuerpo, nuestro cerebro lo absorbe inconscientemente y nos adaptamos a cómo está la otra persona. En este proceso todas las personas se transforman en un espejo, y nos realimentan con nuestro sentir, así como también pueden chocar diferentes estados y contagiarnos de felicidad cuando estamos tristes, o bajarnos el ánimo cuando estamos contentos.

El punto que quiero llegar es que muchas veces creamos nuestras propias atmósferas, nos encerramos en cárceles de emociones y de paso contagiamos al resto con lo que sentimos, sea bueno o malo. Y, esto tengo que aprenderlo si o si, me declaro culpable de no respetarlo, pensar más fríamente las cosas, fuera de esa reflexión que puede hacer más obscuro un negro pensamiento, o cegarnos en dicha cuando no la hay del todo.